En tiempos de junta, de huelga, de crisis manufacturada, de plebiscito, se acrecienta el tema de ‘lo político’. Los medios buscando controversias, las redes sociales desbordadas de opiniones sobre que es lo que hay que hacer en Puerto Rico pa arreglar la economía, sacar la junta y rescatar la UPR y los movimientos sociales agudizan el discurso político liberador.
Algunos dicen estadidad, otros soberanía y unos cuantos ‘independencia ya’. Todo gira entorno a los mismos conceptos, las mismas ideas, las mismas estrategias; la misma distracción. Y es que el discurso político es lo único que tienen, repetir y repetir lo que llevamos todos escuchando desde que podemos recordar.
Me repugna el discurso político, sea de izquierda o de derecha, estadista, soberanista o independentista, me repugna la sobredosis de información basura que sale de los medios de comunicación y me repugna tanta babosería en el ciberespacio.
Si no salimos del discurso político nos mantendremos en el mismo círculo, por siempre distraídos por los detalles relacionados a la mas reciente desgracia que nos trae el gobierno de la mano de las corporaciones y el imperialismo.
«La política -según su definición exacta y resumida- es el arte de hacer e imponer leyes, reglamentos y decretos para gobernar a los pueblos. El arte de gobernar, esto es, el arte de tiranizar, el arte de oprimir al débil, y vender protección al poderoso; el arte de vivir respetado y temido a costa del trabajo, la libertad y la tranquilidad de los hombres.»
– LUISA CAPETILLO
Ensayos Libertarios [PDF aquí]
Lo que se le escapa a la mayoría es que el juego de la política esta sirviendo de distracción, nos mantiene discutiendo los asuntos que ellos desde sus oficinas y través de los medios que los auspician nos ofrecen. Ellos controlan el lenguaje que utilizamos, controlan los temas del momento, ellos controlan como se le llama a cada cosa y controlando todo eso manipulan nuestros pensamientos.
En el juego político solo ellos ganan, porque ellos crearon el juego y las reglas y tienen en el derecho y el poder de romperlas, violarlas y manipularlas. En la democracia ellos ganan porque las opciones todas llevan a un mismo destino, ganan porque a través de esta forma de mantenernos siempre en sintonía ponen los números a su favor.
En lo político no los vamos a vencer, solo vamos a agotar nuestras energías y servir de antagonistas a sus supuestas causas, porque nos necesitan como la iglesia necesita a satanás, para poner la culpa sobre nuestros hombros, para acrecentar el desprecio hacia lo que se desvía de la norma que ellos imponen, para tener un modelo-a-no-seguir para las masas.
Como fuerza electoral no lograremos cambio alguno, con la agitación popular solo lograremos hacer cumplir algunas de las demandas del momento, pero la estructuras de poder no recibirán impacto alguno y seguirán ejerciendo el mismo control sobre nosotros; la única forma de crear un impacto verdadero es abandonando la cultura que heredamos del estado, abandonando sus instituciones, reduciendo el consumo que es el motor de la economía de la colonia.
Solo los Borikeños libres y organizados pueden lograr un cambio significativo, solo ellos pueden construir la verdadera independencia, que llega naturalmente precedida por la emancipación del hombre y la recuperación del control de su vida.